Desplazados I
Del Valle señala “durante años tuve la suerte de caminar por un paisaje prístino, a orillas del Pacifico, en la provincia de Valparaíso de Chile. El lugar se llama Tunquén, con una costa llena de energía, acantilados, imponentes roqueríos, grandes olas, y una playa solitaria de casi 2 kilómetros de arena fina y mareas fuertes. En dicha playa hay un gran humedal, que en invierno se une con el mar. En él anidan por temporadas muchas aves, en sus migraciones por América ”. El humedal empezó a ser amenazado por proyectos inmobiliarios. Entonces se hizo parte de la Fundación Tunquén Sustentable , cuyo propósito es la protección de toda dicha zona. En ese esfuerzo tomó conciencia de cómo, en tantos lugares, los humedales están desapareciendo.
Entonces Del Valle decidió trabajar sobre lonas de sillas o hamacas de playas. Al usar dichas lonas, cuestionó la mera contemplación pasiva del paisaje, que muchos practicaban desde las terrazas de sus segundas residencias ubicadas en el entorno del humedal, que año a año se iba deteriorando. A su vez, las lonas representaban el interés antropogénico por sobre las necesidades del ecosistema natural y de las especies que le habitaban, estimulado por el desarrollo de propuestas inmobiliarias que irrumpirían en el paisaje y dañarían de forma dramática el humedal. De esta manera, pintando las aves de dicho humedal en las lonas, las convertía en estandartes de las aves amenazadas.
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